Estamos en plena Semana Santa y las calles de nuestra Andalucía están llenas de procesiones, con sus pasos, sus cruces de guía, sus nazarenos, sus mujeres de mantilla, sus bandas de música, su olor a incienso y unos personajes muy característicos en estos días, los costaleros, los encargados de llevar los pasos.
He pensado en entrevistar a uno de ellos y tratar de describir brevemente su experiencia y alguna que otra curiosidad. No se trata de un post de religión, ni de opinión, sino un post sobre uno de los protagonistas de una fiesta muy tradicional de nuestra tierra. Antes de empezar, pido disculpas por mi ignorancia si cometo algún error de expresión o vocabulario pues no soy experta en Semana Santa.
Qué es ser costalero
La Real Academia de la Lengua los define como sigue: «esportillero o mozo de cordel, especialmente el que lleva a hombros un paso de una procesión». Antiguamente eran los «mozos de carga» los que cargaban las parihuelas y además recibían remuneración; hoy esto ha cambiado y son muchos los que se ofrecen para formar parte de una Hermandad y ser costaleros.
Por motivos personales nuestro costalero ha preferido no publicar su nombre. Se trata de un sevillano que durante veinticinco años ha salido en procesiones, siempre llevando el palio de la Virgen, y no uno, sino cuatro días (aunque recientemente dejó de participar en una cofradía y hoy saca solo tres ¿solo?). Lo que le hace ser costalero es «su afición a la música y ser partícipe de este espectáculo tan importante para la ciudad». Disfruta caminando bajo el paso al ritmo de la música de la banda y haciendo posible ese espectáculo que hace a la gente disfrutar.
No son los treinta kilos que lleva sobre su cuello durante unas nueve horas lo que menos le gusta de su hobby, sino el esfuerzo que supone el ‘pre’ a la procesión, es decir, ensayos, traslados del paso, retranqueos, igualás…
Para los ajenos a este mundo como yo, haré una breve aclaración: un retranqueo es un ensayo previo al día de salida oficial, en el que se prueba el paso casi montado. La igualá consiste en comprobar las condiciones físicas de la cuadrilla de costaleros, altura, etc., para distribuirlos bajo el paso.
Asistir a estos ‘pre’ supone ir días sueltos durante un par de meses antes de la Semana Santa, compaginándolo con el trabajo y a veces estos costaleros vuelven a casa a las tres de la madrugada y al día siguiente el despertador suena muy temprano. Por tanto, podemos decir que se hace por amor al arte, porque además, esto supone un coste económico (ser hermano de una cofradía cuesta aproximadamente unos setenta euros al año).
Aunque todo hay que decirlo, tanto en los ensayos como el día de la procesión, entre ensayo y relevo hay mucha guasa, el ratito del bocadillo y muchas paraditas en los bares para tomar alguna que otra «servesita o un coca cola» como dicen en Sevilla. Vamos, que mal no se lo pasan.
Qué pasa debajo del paso
Entre chicotá y chicotá (esto es, el trayecto hecho desde que se levanta el paso hasta que se baja al suelo, suele durar unos minutos), debajo del paso se comparten las instrucciones que va dando el capataz y sus auxiliares y todo sea dicho, se sufre un poquito.
Imaginaos unas cuarenta personas en tan diminuto espacio, sudando, con el calor que ya hace por estas fechas, cargando con mínimo unos treinta kilos al cuello, y los olores que tiene que haber… Dice nuestro costalero que una sorpresa desagradable es cuando de año en año se encuentran para los ensayos y algún compañero de cuadrilla viene con algún kilito de más… Esto significa más calor, menos espacio…
Otro momento en el que se sufre es el de la levantá, es decir, el salto que dan para levantar el paso; si estás cerca se escucha perfectamente como cae este sobre sus cuellos. Impactante.

Costalero granaíno
Curiosidades y costaleros
Para terminar el post, quería compartir algunas cositas que he ido observando de los costaleros.
Por ejemplo, la forma de actuar entre ellos y con el capataz es como un ritual, siempre igual. Dos costaleros si se encuentran por la calle sea o no Semana Santa se saludan de forma especial con un abrazo y dos besos rápidos en una sola mejilla. O el capataz cuando da sus instrucciones siempre usa las mismas frases: «vámonos mi arma, vámonos», «¡al cielo con ella!» (el mi arma en Sevilla solo…), «duro con ella, valiente», «irse aguantando», «todos por igual valientes», la tradicional «bueno, bueno» entonada de una forma muy peculiar, para indicar que todo va bien y una de las más famosas «¡a esta es!», cuando le dan con fuerza al llamador para hacer la levantá. Y cualquiera no le hace caso al capataz, aquí la jerarquía está muy clara, y así lo hace constar él a sus costaleros antes de salir, “aquí mando yo y se hace lo que yo diga”.
Y como no podía ser menos, en Sevilla ya se está trabajando en el monumento al costalero, el escultor encargado es Manuel Martín Nieto y si todo marcha, para otoño de 2015 se podrá ver junto al Edificio Coliseo (Avenida de la Constitución) un capataz con dos de sus costaleros entregándoles los relevos antes de la salida. Y hablando de capataces, el preferido de nuestro costalero es Manolo Santiago, padre del impulsor del citado monumento, Antonio Santiago.
Si os gusta viajar, descubrir la cultura y las tradiciones de los destinos como a mí, no se pierdan ver alguna procesión y observar estos y muchos más detalles, porque se sea religioso o no, es una tradición curiosa cuando menos. Feliz Semana Santa, que disfrutéis mucho hagáis lo que hagáis y si estáis por Andalucía, aquí les dejo posts para descubrir Granada, Málaga, Almería, Sanlúcar de Barrameda, Sevilla o mis 10 bares preferidos y mis 10 playas preferidas de Andalucía.
Ahora sí, nos despedimos con la marcha que más le gusta a nuestro costalero, ‘Madrugada‘, interpretada por la banda de música Maestro Tejera. Preciosa.
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